Gritan hacia el universo los cerebritos en la oscuridad de una noche despejada desde algún observatorio sobre una montaña remota de la cordillera Rocky o en una parte perdido en la nada de Europa.

Pensé: Dios mío, si no puedo conseguir que el hombre que está a mi lado me entienda estando tan cerca y él SÍ que está allí, tan cerca de mí que le tengo como mi segunda piel en este momento, ¿cómo podemos esperar comunicarnos con los extra-terrestres que están a años luz de distancia? ¿Tienen lenguas y orejas como las tenemos nosotros? ¿Ellos hablan inglés? ¡Para lo que eso me sirva a mí ahora! 

Hay un denominador común mínimo? Si dejamos aparte esas enormes cabezas absurdas tipo E.T totalmente desproporcionadas, no tenemos otra manera de imaginarnos cómo es un extraterrestre porque no cabe en ninguno de nuestros cinco sentidos. 

¿Buscando vida inteligente en el universo? ¿Nosotros?

Parece increíble que estemos intentando contactar con extraterrestres que podrían ser superiores a nosotros.

Y ¿por qué deberíamos suponer incluso que fueran orgánicos? Ellos podrían ser máquinas invisibles e indetectables para los sentidos humanos e infinitamente más inteligentes que nosotros. Eh, incluso podríamos haberlos creado nosotros mismos en una era cósmica anterior. Toma ya! Y ahora sería la hora de ajustar cuentas, sería nuestro día D universal,  Hasta la próximo! Jeje.                              

En lugar de quedarnos escondidos en nuestro bonito rincón en los límites del sistema solar y muy lejos del centro del universo, les estábamos dando suficiente información para que nos pudieran invadir. Si, como estaba suponiendo,  eran más inteligentes que nosotros, estaríamos dando pistas suficientes para que bajaran a  esclavizarnos o exterminarnos. Sin lugar a dudas, eso es lo que nosotros haríamos si encontráramos un mundo inferior.

Tierra, ha llegado tu hora! Estamos en camino

Si hubiera necesitado agua, podría haberme medio desmayado y alguien me hubiera dado agua. Si estás tirado en el suelo, gestualizando con los brazos y llevándote frenéticamente la palma de la mano a la boca ningún terrícola, por corto que sea, podría entenderlo mal. Si hubiera estado muriéndome de hambre, podría haber hecho algo similar. Pero yo necesitaba un tren. No era un concepto abstracto. ¿Cómo se transmite eso? (vamos lector, dime lo que habrías hecho tú porque yo voy a decirte en un momento  lo que yo hice). Cualquiera de las maneras que yo podría imaginar habrían significado terminar en un centro psiquiátrico chino. Si se hubiera tratado de un avión, podría haber batido los brazos como un pájaro con sus alas extendidas pero ¿cómo imitar un tren sin correr el riesgo de acabar en la parte trasera de una ambulancia atado a una silla? En ese momento sentí que tenía todo en contra, me sentía como alguien que se estaba convirtiendo en la personificación de algún síndrome todavía por identificar. ¿El Síndrome de Shanghái? Mmm, no suena mal! Eh, Ni Hao, ¿y qué más da?

No era exactamente que yo no supiera qué hacer. Pensé incluso en lograr que me pisotearan si conseguía encontrar espacio para caer, y luego, una vez que me hubieran incorporado hacerme entender en inglés por alguien que hubiera venido a ayudarme y así conseguir de paso que me señalara el camino a una estación de tren . Pensé en imitar un altavoz con las manos para gritar con toda mi fuerza DO YOU SPEAK ENGLISH?  En vez de ir preguntando uno por uno. Pero la verdad es que, a pesar de mi espeluznante situación, me daba vergüenza, simplemente no tenía agallas.

¿Dónde estaba el estudiante chino con quien estaba hablando hace diez minutos? (te necesito hombre, te necesito ahora. Tony … todavía tenemos cosas que hablar…). Recé para que fuera un acosador al acecho esperándome detrás de una esquina listo para saltar en mi ayuda aunque fuera en su propio interés. (Si es así, ven ahora Tony, sal ahora, sal de ahí, sé que estás ahí metido en alguna parte, ¿dónde coño estás?) Al menos mi imaginación estaba en plena forma. Miré a mi alrededor pero fue un gesto inútil. Incluso si hubiera estado en la vecindad, habría sido como buscar una aguja en un pajar aunque me estuviera siguiendo, cosa que por supuesto no estaba ocurriendo. Por desgracia nunca volvería a ver a mi amigo Tony, que lástima! Pero seguramente debe haber más Tonys alrededor. Me podrían hacer todas las preguntas estúpidas que quisieran, yo les contestaría pero sólo si me llevaban a un tren, a una estación de metro para ser más preciso. Tampoco quería acabar en Beijing!

Ahí estaba otra vez el vendedor de perritos calientes  gritando …  haipat, haipat!, se debe estar forrando!

Continuará…