Sin embargo, las primeras dudas no tardaron en surgir. Pronto me di cuenta de que estaba recorriendo los mismos lugares y pasaba por los mismos edificios una y otra vez. Mi desesperación aumentó más todavía cuando me percaté de que ya estaba anocheciendo.  De repente estaba en una calle que no conocía. Había un inmenso ambiente  y color. También había mucha gente, me quedé muy sorprendido.Era un instante agridulce. Pero duró poco. Mi realidad era otra. Tenía la moral por los suelos y tal vez todavía podría empeorar.

No esperaba encontrarme con este tenebroso escenario

Dicen que alrededor de medio millón de personas hablan algo de inglés en Shanghái. Guau, eso es casi la suma de  los habitantes de cuatro ciudades inglesas del tamaño de Norwich, Swindon, Leicester o Cheltenham. Um … pero en una ciudad que tiene 29 millones de habitantes, sólo sería una persona entre 58. Encontrar a esa persona era, por desgracia para mí como encontrar una gota en el océano.

Transcurrió un tiempo  que a mí me parecieron horas durante el cual lo que yo realmente quería era encontrar esa estación de metro. Dónde me habría equivocado? Me había parecido como un camino más o menos recto.

Finalmente me encontré con alguien que pertenecía a ese medio millón que habla inglés y ¡hurra! no sólo un poco sino que en realidad lo hablaba bastante bien. Era un estudiante universitario, no muy alto, de veintitantos años. Su nombre era Tony y el mío era Pat. Él iba a un concierto de rock pero por desgracia no podía decirme dónde estaba la estación de metro. Mis esperanzas se desvanecieron. Nos mantuvimos en nuestros trece. No se nos ocurrió a ninguno de los dos que él, al ser chino, podía preguntar a alguno de sus numerosos compatriotas que pasaban arriba y abajo por esa concurrida calle. Pero este joven parecía estar empeñado en practicar su inglés conmigo, en vez de ayudarme a salir de la difícil situación en la que me encontraba y que fue la razón de ese único encuentro en nuestras vidas ya que nunca nos volveríamos a ver. Yo estaba ansioso por volver a mi hotel y la verdad es que no pensaba con claridad. Soltó un par de tonterías sobre su deseo de ir a Estados Unidos para aprender los Phrasal Verbs (los verbos compuestos), ya que eran más difíciles de aprender en China. Puede que tuviera razón, pero decidí no entrar a valorar la autenticidad de lo que decía. Me hizo un par de preguntas y yo, estúpidamente, le respondí a conciencia. Paradójicamente me encontré en la situación absurda de estar intentando ayudarle con su inglés. Las preguntas fueron llegando rápidamente, una tras otra. ¿Es el inglés británico diferente al inglés americano? ¿Son tan diferentes como el cantonés es del mandarín? (¿Cómo diablos voy a saberlo yo, joer…) ¿La reina de Inglaterra es quien habla el mejor inglés? (¿y eso me preguntas a mí? Para empezar, yo no tengo una reina, manda huevos! ni siquiera soy monárquico!) Pero yo estaba aprendiendo rápido. Preguntó por mi profesión.“Undertaker” (Director de Pompas Fúnebres) Me miró confundido como si estuviera escuchando un Phrasal Verb al revés y no indagó más. Al ser un profesor de idiomas veterano, me di cuenta de que él estaba intentando adaptar lo mejor posible su limitado vocabulario y se agarraba a cualquier oportunidad con el fin de practicar su inglés. Estaba tratando de encajar clavijas cuadradas en agujeros redondos, cosa que en realidad sólo funciona entre un par de buenos amigos sentados en el banco del parque de un manicomio. El resultado fue que comenzó a hacerme preguntas ridículas. ¿Hablan inglés americano en Inglaterra? ¿Cuántas personas hablan inglés en Gran Bretaña? Tuve la tentación de darle una respuesta insolente pero lo más probable es que no lo hubiera entendido y tampoco era ni el momento ni el lugar.

Entonces el tipo sacó su móvil y me preguntó si podía tomar una selfie de nosotros. Antes de que pudiera reaccionar había hecho un autoretrato de los dos. Más que enfadarme, su insolencia me sorprendió. ¡Qué jeta, ese chino!

Todo esto no llevaba a ninguna parte y lo despedí con un gesto rápido y con la mejor sonrisa diplomática que pude esbozar. Se quedó allí y parecía decepcionado al ver que me marchaba. Miré hacia atrás para asegurarme de que no me estaba siguiendo. Afortunadamente así fue.  Adiós y muy buenas! Inconscientemente pensé que nunca más volvería a ver a este tipo en mi vida.

Fui hacia la esquina de la calle más cercana para ver si podía obtener una mejor percepción de dónde estaba aunque la verdad es que eso no me ayudó mucho. Notaba que el lugar estaba aún más concurrido. Me sentí como un perfecto gilipollas.

Allí me quedé clavado en la penumbra y empecé a girar sobre mí mismo una y otra vez como si fuese una Barbie giratoria un recinto ferial, lo único que faltaba era la música. La gente me miraba extrañada,  como si fuera en extraterrestre, pero ni una sonrisa por su parte.

Ya empezaba a preguntarme si había despachado a Tony demasiado pronto.

Padezco una enfermedad llamada Mistaken Clearout Syndrome. Dicho síndrome se refiere a cuando alguien se deshace de algo rápido que cree que no le va a hacer falta, pero casi de inmediato piensa que cometió un gran error  aunque ya sea demasiado tarde para rectificar (el efecto inmediatez es un componente vital de dicha síndrome).  En mi caso, se remonta a unos 30 años atrás. Una vez estaba haciendo limpieza de llaves que sobraban y tiré la llave de la gasolina (no había una de recambio) del  Seat 127 amarillo de mi esposa. No la reconocí y no recordarba haberla utilizado jamás. Tres horas más tarde, ella me llamó desde una estación de servicio en algún lugar del  quinto pino, muy cerca de donde estaba dando una clase de inglés. Era más seguro enviar un taxi para recogerla que ir yo en persona. Pasé los dos días siguientes viviendo en un tren nocturno entre Madrid y Barcelona, ida y vuelta. Fui a a hablar con un especialista acerca de mi condición, pero me dijo que nunca había oído hablar de semejante enfermedad. A pesar de ello,  a lo largo de los siguientes años tuve varios episodios de MCS aunque he de decir que nunca más estuvieron relacionados con una llave (tengo una colección de más de 200).

Pero ahora, Tony … ese sentimiento de deja-vue fue excruciante. Lo había vuelto a cagar otra vez.

Qué hipócrita! Es que también la gente es muy falsa e interesada y por desgracia yo soy uno más entre de la gente. Seguí dando vueltas sin parar como si fuese una brújula rota. De repente empecé a sentirme mareado, quería vomitar. Yo estaba solo entre miles de personas y no tenía ni la más mínima idea de qué hacer a continuación. Estaba preocupado. No tenía a nadie que me guiara. Eso eran palabras mayores en una tierra lejana.

Lo que yo necesitaba era uno de estos!

Continuará…